El restaurante Amicis, situada en el laberinto de callejuelas alrededor de la Plaza Mayor del centro de Madrid, ofreció un refugio del fuerte sol del mediodía ayer. Amicis se describe a sí mismo como un “un concepto de compartir comida y bebidas en un gran ambiente con buenos amigos,” lo que pude confirmar después de pasar solo unos minutos en su comedor. Cuando llegué, la dueña, Maria, me saludó con los dos besos, los camareros ya iban de un lado para otro y los comensales ya disfrutaban la comida. Todo el mundo se lo pasaba bien.
Con una filosofía que incluye ofrecer una “diferente variedad de sabores y culturas” y acoger la diversidad “en todos los sentidos,” Amicis supuso el local ideal para celebrar el tercer día del Refugee Food Festival de Madrid. Este espacio agradable con su ambiente animado constituyó el sitio perfecto para estrenar las creaciones de la “Chefugee” siriana Noor, que se encargó de la cocina para preparar la comida de ayer.
Conocí a Noor en el comedor, lo justo para preguntarle “¿A qué hora has empezado a preparar la comida de hoy?” Me contestó que había empezado el día anterior, que había pasado casi dos días preparándola. “¡Mucho trabajo!” exclamé, y ella se río de acuerdo antes de volver a la cocina para seguir trabajando.
Lo que no me mencionó Noor es que estaba cocinando para el doble de invitados que había anticipado inicialmente y que había preparado toda esta gran comida mientras mantenía sus dos trabajos usuales. Desde su llegada en España hace cuatro años, Noor ha participado activamente el IEEF, una organización educativa en la cual trabaja con niños pequeños, mientras ha mantenido a la vez puestos en varios restaurantes (actualmente trabaja en el restaurante Banibanoo, otro local que participa en el festival de este año). Ya en su nuevo hogar en España, Noor ha podido combinar sus varios pasiones: la educación infantil, el aprendizaje de nuevos idiomas y la gastronomía. Hoy en día, habla árabe, español, un poco de inglés y “el lenguaje universal de la buena mesa.”
Se ve que después de todo su trabajo, Noor ha logrado crear un hogar cómodo aquí para sí misma y para su familia. No obstante, no siempre ha sido así . Cuando un invitado de la comida le preguntó si a ella le gustaba vivir en España, Noor se detuvo un momento antes de contestar sinceramente. “Al principio, me costó mucho,” dijo. Le costó conocer los nuevos costumbres, el idioma extranjero, y una nueva ciudad. Afortunadamente, tuvo mucho apoyo en el proceso. Les agradeció a los dos trabajadores sociales que le ayudaron acostumbrarse a todo y al Dios por apoyarla durante el camino largo que atravesó para llegar a donde está hoy en día.
Después de hablar con Noor, me encontré sentada en la terraza espaciosa con unas buenas amigas, esperando con ganas de probar por primera vez la comida de Noor. El entrante destacó una variedad de sabores, incluso un hummus cremoso, muttabel hecho de berenjena y decorado con semillas de granada, falafel crujiente y aromático, y el famoso kibbeh lleno de carne y especias. No obstante, mi plato favorito de toda la comida fue el plato principal, el calabacín relleno y bañado en salsa yogur, un clásico siriano que se llama Sheikh El Mehshi.
Como su creador, este plato fue delicado solo por aspecto. El calabacín rebosaba de carne sazonada, almendras, y cebolla caramelizada. Fue a la vez sabroso y nutritivo, lo que destacó no solamente la complejidad de las tradiciones culinarias de Siria sino también la destreza refinada y el arte del chef diligente que lo elaboró. A lo largo de la comida, desde el primer bocado de falafel hasta el último bocado de baklava, Noor nos ofreció un íntimo vistazo a la gastronomía extraordinaria de su patria. Es imposible exagerar mi agradecimiento por la oportunidad de disfrutar los frutos del trabajo apasionado de Noor.
Refugee Food Festival – Website y Facebook
Escrito por Danielle Jacques
Traducido por Anna Krainc
Fotografía por Jane Mitchell