El legado de refugiados de la Primera Guerra Mundial

El legado de refugiados de la Primera Guerra Mundial

Introducción de la serie

Este año marca el centenario de la conclusión de la Primera Guerra Mundial. Sin duda, las siguientes publicaciones no serán sino gotas en el mar de documentos que abordan multitud de “legados” de la contienda, desde la cultura del luto hasta el ascenso de los Estados Unidos como líder mundial. Sin embargo, aquí me gustaría centrarme en un legado en particular, la importancia del cual no se perderá en el lector contemporáneo: el del refugiado moderno. La palabra “refugiado” se remonta a la Francia del siglo XVII. Sin embargo, el concepto se mantendría totalmente ajeno para la mayoría del mundo hasta el siglo XX y no estaba ni remotamente cerca del concepto que conocemos hoy en día. Sin embargo, la vorágine de la Primera Guerra Mundial cambió rápidamente todo esto. El primer conflicto verdaderamente total y global generó millones de refugiados por todo del mundo (principalmente en Europa), tanto directamente a través del conflicto (como es el caso de los refugiados belgas en Gran Bretaña) como indirectamente, ya que la contienda catalizó el colapso de los imperios y el progreso de las revoluciones violentas. Aparte de la presencia aumentada de refugiados, el conflicto también influyó la manera de responder ante ellos y entenderlos. Se pueden percibir los principios de un régimen internacional de refugiados además de un avance significativo en cuanto a su recepción a nivel nacional, tanto política como socialmente. Pero posiblemente lo más importante es que, mirando retrospectivamente a este período, podemos discernir el poder de los mismos refugiados y entenderles como algo más que meros desechos en las olas de la historia; algo a menudo olvidado a la luz de los desplazamientos actuales. Por lo tanto, en esta serie de artículos, espero ilustrar las líneas históricas que unen ese conflicto catastrófico a lo que hoy se entiende como el refugiado moderno.

Madre refugiada armenia se arrodilla junto a su niño muerto.

Una escala sin precedentes

Innegablemente, la crisis actual en Europa y en todo del mundo es una de escala inmensa con consecuencias catastróficas que aún no se han sentido por completo. No obstante, nuestra mirada histórica debe retroceder 100 años antes de que capturemos al continente sumido en una crisis de refugiados sin precedentes. En este caso, fueron los propios europeos los que se vieron desplazados. En 1914, a medida que las potencias continentales se movilizaban rápidamente para un conflicto como ningún otro antes, poca gente preveía la inmensa escala del desplazamiento resultante. Poco después, por primera vez en la historia, la población europea y del mundo colonizado se encontró cara a cara con los refugiados o con la perspectiva de ser ellos mismos refugiados.

En Europa occidental, aproximadamente 1,5 millones de belgas huyeron de las fuerzas invasoras alemanas en los primeros meses de la guerra. La mayoría buscó refugio en países vecinos como Holanda y Francia, mientras que alrededor de 160.000 se dirigieron al Reino Unido. En el frente oriental, un tercio de la población serbia antes de la guerra fue desplazada después de la derrota y la ocupación por parte del ejército austriaco. Medio millón atravesó las montañas hasta Albania, mientras que otros terminaron tan lejos de su hogar como Córcega, Túnez e incluso el este de Inglaterra. Mientras tanto, durante el avance del ejército ruso hacia Prusia, aproximadamente 1 millón de alemanes huyó en avión hacia el oeste, asentándose más cerca del propio estado alemán.

Refugiados belgas llegan a París, 1914

Mas allá de la ocupación, los refugiados también fueron el resultado del desplazamiento forzoso llevado a cabo por las autoridades, a veces incluso por compatriotas de los refugiados. Esto fue especialmente así en el Imperio ruso, que llegó a tener unos 6 millones de desplazados internos, un porcentaje significativo de ellos de minorías no rusas que fueron expulsados a la fuerza en las regiones fronterizas, ya que el gobierno central temía que se confabulasen con el enemigo. Simultáneamente, en el Imperio Otomano en desintegración, los Jóvenes Turcos (bajo el pretexto de la guerra) llevaron a cabo deportaciones masivas de armenios que culminarían en masacres que señalaban el primer genocidio moderno. Más de 250.000 supervivientes se dispersaron por Rusia y Oriente Medio, muchos de los cuales se negaron a regresar a la Armenia Soviética después de la guerra y prefirieron establecerse en Europa occidental y América del Norte.

Los refugiados armenios son interceptados por un buque de guerra francés, 1915

Además, hubo otros eventos de mayor impacto que, a  pesar de no estar directamente relacionados con los combates (si bien indirectamente) desempeñaron un papel importante en la creación de la primera crisis internacional de refugiados. En Rusia, las revoluciones de 1917 y la posterior guerra civil provocaron un éxodo hacia el oeste de personas que temían el recién establecido gobierno bolchevique. Se estima que alrededor de 1,5 millones de refugiados rusos se extendieron por Europa y más allá (particularmente en Asia) por las convulsiones que provocaron un estado de guerra continuo en muchas regiones hasta bien entrada la década de 1920.

La guerra también provocó el colapso de los imperios europeos continentales restantes de Alemania, Austria-Hungría, Rusia y el Otomano. De las cenizas surgieron nuevos Estados-nación que, en su afán por afirmar su legitimidad, arrojaron la sombra del nacionalismo sobre las minorías étnicas, causando que muchos fueran desplazados por la creciente intolerancia. Por ejemplo, tras el Tratado de Trianon en 1920 (el acuerdo formal de paz entre las Potencias Aliadas y Hungría que definía las fronteras del nuevo estado independiente), el 30% de la población étnica húngara pasó a residir repentinamente en suelo extranjero. En consecuencia, más de 400.000 húngaros optaron por abandonar sus hogares físicos y convertirse en refugiados dentro de su propio país. Mientras tanto, en los Balcanes, 250.000 refugiados de etnia búlgara huyeron a Bulgaria desde Grecia, Rumania y la nueva Yugoslavia. Una porción significativa fue desplazada como resultado de la transferencia de población acordada entre Grecia y Bulgaria en 1919.

Niños refugiados griegos y armenios afuera y cuarteles del ejército en Atenas, Grecia, 1923

Los desplazamientos forzosos mediante transferencia de población como este fueron legitimados por el Tratado de Lausana en 1923, en el cual 1,22 millones de griegos se vieron obligados a abandonar Asia Menor mientras que 400.000 turcos tuvieron que marcharse de Grecia. Aunque el acuerdo no creó técnicamente refugiados, los desplazados fueron ciertamente tratados como tal en el discurso oficial. El Fondo de Ayuda a los Refugiados fue hecho para proporcionar asistencia material, mientras que muchos de los desplazados fueron reubicados en campamentos “temporales”.

En total, al menos 10 millones de personas fueron desplazadas en este período, pero las cifras exactas son muy difíciles de discernir. Como se describió anteriormente, aquellos que se mudaron lo hicieron por numerosas razones, y debe notarse que los ejemplos presentados aquí son solo los casos principales entre muchos, elegidos para esbozar brevemente las causas y dimensiones de esta crisis sin parangón. En los siguientes artículos dirigiremos nuestra atención a las (como era de esperar) tremendas consecuencias, y consideraremos la evolución de las repuestas de los actores estatales y no estatales a nivel nacional e internacional, además de abordar el poder silencioso de los propios refugiados en este período.

Escrito por Sam Allan

Traducido por Jenna McDonald