Mi experiencia como voluntaria en Madrid For Refugees empezó hace poco, hace dos o tres semanas. Pero desde que me involucré en este proyecto, me gustó el espíritu y la dedicación de mis compañeros. No me acuerdo exactamente de como conocí la organización, creo recordar que fue navegando por Internet, buscando una ONG en Madrid, donde no me pidieran saber español (después de tres meses viviendo aquí tengo un nivel pésimo) y donde fuese de ayuda. Tras ponerme en contacto con ellos, la primera a la que conocí fue a Talia, la coordinadora de MFR, que me propuso participar en el Equipo de Donaciones de Jerome.
En un primer momento no me pareció lo más interesante que podía hacer, pero con el tiempo me convenció cada vez más. El motivo fue que me apasionaba la idea de conocer a gente que se recorría parte de Madrid, trayendo maletas llenas de ropa y productos necesarios a uno de los voluntarios de los que estábamos. Me resultó gratificante la idea de explicar a aquellas personas de cómo funcionaba la asociación de Madrid for Refugees y ver su reacción con una sonrisa. También me gustaba el hecho de llevar toda esa ropa a un Centro de Acogida, donde los Refugiados se habían instalado, hablando con ellos y con la gente que trabajaba ahí. Y reflexionando sobre mi gesto solidario – me daba cuenta de que estaba ayudando a personas que carecían de necesidades básicas, que habían abandonado su país de origen por varias razones y había acabado tras un largo viaje lleno de penurias en Madrid, un lugar casi desconocido para ellos y en el que sin apenas recursos, no había ningún indicio de cuál sería su siguiente paso.
Mi segunda “tarea” para MFR fue poner carteles en algunas calles con otro voluntario anunciando la Fiesta Solidaria – una fiesta que organizaron para recaudar dinero para un proyecto en Grecia. Mientras pegamos los carteles, hubo una interrupción de un policía que nos avisó de que no podíamos pegar carteles en propiedad pública, lo que me hizo tener la sensación de estar cometiendo algún tipo de crimen y no por el contrario, hacer un gesto solidario.
A la Fiesta Solidaria vinieron más de 100 personas y se recaudó más de 800 euros. Fue un evento muy genuino y divertido, en el que me lo pasé genial. Hubo mucha comida, pero de lo que más me gustó fue el hummus y el tabbouleh, que tuvieron un gran éxito junto a la rifa. Había gente de Madrid for Refugees, amigos de amigos, gente que había visto el evento publicitado en las redes sociales y en los carteles. Además en el sitio se hablaban un montón de lenguas: español, inglés, francés, catalán, etc. bajo la música del DJ Armenio de Guacamayo Tropical. Parecía que toda esta gente había venido para ayudar de alguna manera, ante la Crisis actual de la Unión Europea en la acogida de Refugiados.
A pesar del ambiente de fiesta de viernes por la noche, una gran bandera de Madrid for Refugees colocada en el escenario nos recordó de por qué estamos aquí. Antes de que la música sonase, la Presidenta de MFR Christina, habló sobre la Asociación y agradeció a todos su presencia y Breanna explicó el proyecto en Grecia.
Fue un gran evento. Tras finalizar quería seguir conociendo a voluntarios, involucrarme más y asistir a eventos próximos. Pero no fue sólo una cuestión de divertirse, sino que había un propósito detrás y era ayudar a los Refugiados que piden asilo en Madrid. Por supuesto se puede hacer más, pero son pequeñas iniciativas para conseguir grandes cosas.
Acerca de la autora
Marie es una nueva voluntaria de MFR. Ella se unió al Equipo de Donaciones y también da una mano reescribiendo nuestra página web. Originaria de Francia, se trasladó a Madrid para aprender español y encontrar algo de sol después de una estancia de un año en Edimburgo, Escocia, donde terminó su Maestría en Ciencias Políticas.