No importa qué, pero haz algo

Conozco suficientemente la Historia como para que me preocupe el presente. Nací casi cincuenta años después del Holocausto; menos de veinte años después de los campos de exterminio de los Jemeres Rojos; el mismo mes que empezó el genocidio en Ruanda. Puede que tú, como yo, hayas sido crítico con la generación previa, la generación que no hizo nada, que se tapó los ojos y permitió que pasase. He visitado los monumentos conmemorativos de estas masacres: desde Ho Chi Minh en Vietnam hasta Santiago de Chile. Y lo que me han enseñado es esto: estamos viviendo los mismos terribles y vergonzosos tiempos. Hemos sido testigo de la crisis de refugiados más prolongada de nuestros tiempos, surgiendo del conflicto sirio y enquistándose a su alrededor. Hemos dejado que pasase. Soy un ciudadano estadunidense, relativamente consciente del poder de influencia de mi gobierno y su autoridad militar global. Por ello, a veces me pregunto: ¿no me convertí un poco en culpable cada vez que hice click en una noticia sobre el tema o cada vez que no llamé a mi representante político para transmitirle mi indignación? Recientemente, y a pesar de mis esfuerzos, mi país eligió a un presidente que está cumpliendo sus promesas electorales, deteniendo la acogida de refugiados, dejando que los más vulnerables sufran o mueran mientras su papeleo se deja eternamente de lado. ¿No son todos sus votantes cómplices?

Recientemente me gradué en la Universidad de Louisville (Kentucky) y soy un miembro relativamente nuevo de Madrid for Refugees (MFR). Aunque oficialmente me vine a Madrid para enseñar inglés a través del Ministerio de Educación de España con la idea de hacer un año sabático antes de empezar medicina, me comprometí a involucrarme en proyectos que ayudasen al creciente número de refugiados que llegaba a España y a Europa. Así que me propuse encontrar alguna forma de utilizar en Madrid mi experiencia en voluntariados y en el trabajo con migrantes en Kentucky. Una tarde, mientras buscaba oportunidades de voluntariado en Google, me topé con MFR y me sentí atraído por su misión de ayudar y de empoderar refugiados de todo el mundo. Leí acerca de proyectos increíbles como Chefugee, cenas eventuales donde los anfitriones pueden compartir un ágape con los refugiados que lo han preparado y sobre los envíos de ropa donada que beneficia directamente a cientos de refugiados en Madrid. Supe desde ese mismo instante donde debía ofrecer mis ganas de ayudar. Me reuní con la coordinadora de voluntarios de la asociación y al poco me convertí en el Director de Donaciones. Desde entonces he tenido el privilegio de organizar campañas que provén a los refugiados con bienes que les ayudan a empezar una nueva vida en Madrid.

Desde el principio, el trabajo en equipo ha permitido que nuestro sueño se hiciese realidad. En mi primer día me presentaron al grupo de líderes de MFR, que llevan más de un año trabajando para la organización. Respondieron a todas mis preguntas y me prepararon para que lograse cumplir los objetivos en mi puesto. También me transmitieron –y creo que este es el factor más importante para el éxito del sistema de donaciones- la idea de crear un equipo de “Embajadores del Barrio”. Los Embajadores del Barrio (BA, en sus siglas en inglés) son miembros del equipo de donaciones que representan a zonas geográficas específicas de Madrid. Cuando un posible donante nos contacta a través de nuestro correo electrónico o Facebook, le remitimos con su BA más cercano para facilitar la donación. Pedimos a los donantes que traigan sus donaciones a casa de los BA, pero también quedamos con ellos en estaciones de metro, bares, cafés o lo vamos a recoger a sus propios hogares. El equipo también está compuesto de más de 10 conductores, que se encargan de recoger y llevar las donaciones más cuantiosas y que nos ayudan a hacer una criba de la ropa y otros artículos. Para acabar, también nos beneficiamos de las aptitudes de intérpretes que hablan árabe, inglés y español para coordinar las donaciones a las familias de habla árabe. Nuestro trabajo sería imposible sin la labor de cada uno. En MFR todos estamos dispuestos a hacer lo que haga falta para asegurar donaciones de calidad para los refugiados a los que servimos. Trabajamos llueva o haga sol, y como comprobarás más abajo, a menudo ha sido capeando algún que otro temporal!

Una furgoneta cargada de zapatos y productos sanitarios para el centro de refugiados
Dia de colecta en Sol  (de derecha a izquierda: Jerome, Gaby, David, Kaelyn, y Dani)
Gaby, Jerome, y Kaelyn con Francesca, que organizó un baile tradicional escocés para recaudar fondos
Enrique y Shervon cargan coches con donaciones
Jerome, Donations Manager, y su hermana gemela vinieron directamente de la carrera de Papá Noel para ayudar con una entega
David con donaciones
Marti, Marie y Jerome organizando ropa de invierno donada
Marie y Marti, contra lluvia y viento para recaudar donaciones en el centro
Enrique, Bibiano y Shervon (de izquierda a derecha) han ayudado con el transporte en numerosas ocasiones
Bibiano posa bajo la lluvia
Sarah (izquierda) y Rebecca (derecha) organizando donaciones de ropa durante la primera entrega de otoño

A lo largo del camino hemos tenido que afrontar tropiezos y reveses, pero me recuerdo a mí mismo qué mi trabajo es la mar de sencillo comparado con lo difícil que habrá sido para los refugiados dejarlo todo y empezar de nuevo. Mi trabajo requiere atención las 24 horas, fuertes habilidades comunicativas y de solución de problemas, pero lo hago con mucho gusto. He encontrado un propósito y un sitio donde pertenecer gracias a MFR: un grupo compuesto de apasionados activistas por el cambio de orígenes muy diversos. Es un orgullo formar parte de esta organización y de este movimiento; y tengo el placer de hacer de voluntario junto con algunos de mis mejores amigos en Madrid. Lo más gratificante de nuestro trabajo es darse cuenta de todo lo que hemos logrado con un presupuesto irrisorio y con un equipo formado exclusivamente por voluntarios. Las donaciones económicas que recibe MFR se destinan directamente a ONG que trabajan directamente con los refugiados en las islas griegas que más han sufrido el impacto de la crisis de los refugiados. Asimismo, para donaciones de artículos nos hemos servido únicamente del apoyo de los habitantes de Madrid. Gracias a mí cargo también he tenido la oportunidad de conocer y trabajar con gente increíble: pequeños empresarios, profesores de inglés o madres extranjeras que viven en Madrid. Lo que une a este grupo de personas que en principio no tienen nada en común es el deseo de aportar su granito de arena para que sus nuevos vecinos en Madrid reciban una buena acogida.

Continuamente me asombra la generosidad de esta ciudad y la voluntad de desconocidos de ofrecer su ayuda sin preguntar nada. En pocos meses hemos sido capaces de satisfacer las necesidades de centenares de refugiados a través de nuestras campañas de donaciones. Desde finales de octubre de 2016 a enero 2017 calculamos que hemos recogido:

  • 225 chaquetas y abrigos
  • 395 jerséis y sudaderas
  • +750 camisetas y camisas
  • 300 pantalones
  • 340 artículos de invierno (gorros, guantes y bufandas)
  • 120 pares de zapatos
  • 5 cajas grandes de champú, jabón, pañales, cepillos de dientes, productos de higiene femenina y otros útiles de higiene
  • Juguetes para las fiestas de invierno para 20 niños de 8 familias
  • 6 cochecitos de bebé
  • 2 cunas
  • 25 mantas
  • 4 estufas
  • Mochilas y libros escolares para varios niños
  • 10 muebles (camas, sofás, cómodas, etc.)

Estamos pensando como conseguir un espacio para almacenar los artículos donados o unas oficinas para MFR, pero por el momento nuestros miembros ofrecen sus pisos para guardarlos. Los conductores ofrecen sus vehículos y gasolina y los voluntarios consiguen suministros varios con el dinero de sus bolsillos. Es por ello que, debido a estas limitaciones, nuestros donantes deberían entender que a veces debemos rechazar generosas donaciones. Cuando necesitamos artículos concretos, los pedimos a través de nuestras redes esperando que haya suerte. En general las donaciones representan un trabajo ingente aunque estamos todos de acuerdo que ha sido un trabajo que merece la pena. ¡Y nos encantaría que te nos unieras!

Más allá de las donaciones, aquí hay tres maneras de involucrarse con nosotros para ayudar a los refugiados en Madrid:

  1. Conduce para MFR. Necesitamos más voluntarios con coches para recoger donaciones grandes o fuera del centro. También podrás llevar donaciones a centros de atención de refugiados y a familias que viven en Madrid.
  2. Conviértete en anfitrión de algún evento y moviliza tus contactos. Algunos de nuestros miembros han sido anfitriones de cenas y han pedido a sus amigos y familiares que lleven artículos de higiene o ropa para MFR.
  3. Conviértete en Embajador de Barrio. Necesitamos más Embajadores de Barrio en las afueras de Madrid, ya que por el momento los que disponemos viven todos en el centro y hay mucha gente de la periferia que quiere hacer donaciones.
  4. Apoya con un donativo nuestras operaciones. Si somos capaces de conseguir y mantener un almacén para las donaciones, podremos ampliar nuestra capacidad. Con ello lograremos incrementar el número de refugiados que se benefician de nuestra labor y mejoraremos la eficiencia de nuestra ayuda.

Si quieres apoyarnos de alguna de estas maneras, por favor envíame un correo electrónico a donations@madridforrefugees.org.

Algún día, en un futuro no muy lejano, visitaré un monumento dedicado a todos los desafortunados seres humanos que han vivido bajo el yugo de los regímenes despóticos de nuestros tiempos, ante un planeta indiferente. Algún día, mis hijos y nietos leerán sobre esto en sus libros de Historia. Me preguntarán qué estaba haciendo cuando los océanos del mundo engullían a los migrantes, del mismo modo que yo les he preguntado a mis padres y abuelos qué hicieron ellos ante las tragedias humanas que he estudiado. Les responderé con historias de mis tiempos de voluntario en Madrid for Refugees, y les diré orgulloso que ayudé como pude. ¿Y tú que lees esto, qué vas a decir?